El evento más grande de talla mundial que se haya organizado en Ecuador, inició este lunes 17 de octubre de 2016 en la Casa de la Cultura Ecuatoriana, parque El Arbolito y exteriores de la Asamblea Nacional de Quito. Ecuador acoge a más de 40.000 asistentes de diversas nacionalidades y procedencias que vienen a dialogar sobre desarrollo urbano sostenible, entre las que se encuentran varios Jefes de Estado y delegaciones diplomáticas.
Joan Clos, director de Hábitat de Naciones Unidas y exalcalde de Barcelona, cerró las exposiciones en Bogotá el pasado sábado 16 de octubre, haciendo un llamado de atención “sobre el mal direccionamiento de la urbanización en el mundo. Y sobre la necesidad de un cambio radical en el paradigma urbanizador. El de hoy no es ambientalmente sostenible ni asequible, y fomenta las desigualdades urbanas que añaden tensiones a la convivencia en las ciudades. Es necesario, además, revisar el diseño urbano, la segregación y la proliferación de barrios de ricos y de pobres. El modelo de ciudad actual es el de una especializada en territorios de castas sociales y no en la convivencia y la diversidad”.
El alcalde de Bogotá parece no haber escuchado este llamado de Joan Clos: el avance de la segregación hoy en Bogotá es muy preocupante, como yo he documentado en algunos artículos anteriores (8).
El Tiempo documenta que la desaprobación a su gestión está en el 64 por ciento en su primeros 100 días (9). Fue triste notar que en la mayoría de los eventos de la Cumbre Mundial de Alcaldes participaban solo funcionarios de la Alcaldía, en la total ausencia de la ciudadanía bogotana.
El escenario de la Cumbre Hábitat III, liderado en Quito por el Presidente Rafael Correa parece ser más favorable a más participación democrática:
En la Declaración de Quito (párrafos 11-13) se está consiguiendo que por primera vez el concepto del derecho a la ciudad esté incluido en una agenda internacional firmado por los gobiernos nacionales al nivel de la ONU.
La definición sintética se refiere al «uso equitativo y al disfrute de las ciudades y asentamientos humanos, buscando promover la inclusión y asegurando que todos sus habitantes, de las generaciones presentes y futuras, sin discriminación de ningún tipo, puedan habitar y producir ciudades y asentamientos humanos justos, seguros, saludables, accesibles, económicos, resilientes y sostenibles, para promover la prosperidad y la calidad de vida para todos». También reconocen «los esfuerzos de algunos gobiernos nacionales y locales para adoptar esta visión, referida como derecho a la ciudad, en sus legislaciones, declaraciones políticas y cartas».
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